Supongo que a ti también te pasa. Pero a veces siento que necesito tiempo. Tiempo para pararme y pensar y analizar y reflexionar sobre todo lo que está pasando. Que voy en piloto automático a todas partes. Que ni siquiera disfruto de lo que hago con el único fin de disfrutar. Que olvido rápido. Que tengo un ojo siempre puesto en el después. Que se me escapa el ahora. Cualquier ahora que valga la pena.
Tengo una buena amiga que es escritora -y suscriptora de este blog- que me ha enviado el manuscrito de un libro precioso. Es casi mágico, porque todos sus textos -sus poemas- parece que hablan de mí. Y de ti (le pregunté si se había inspirado en mis propias desgracias para escribirlos y ella sonrío como si se tratara de un cumplido. Pero no lo era). Tiene un don para tocar todo eso que te ronda por dentro. Lo que no piensas porque… bueno, cada uno sabe por qué… y, sin embargo, está. Ahí. Silente. ¿Dónde quedaron tus sueños? ¿Cuidas cada palabra que pronuncias? ¿Te has parado a pensar en cómo impacta lo que dices en los demás? ¿Por qué llenamos nuestros vacíos en centros comerciales? ¿A qué dedicamos nuestros esfuerzos? Y nuestro talento, ¿lo alimentamos? ¿Por qué una parte de nosotros parece no darse cuenta de que este tiempo, lo único que realmente tenemos, es finito? ¿Por qué solo vemos excusas para no comenzar ahora mismo el cambio que necesitamos? ¿Cómo de profundo es ese cambio?
En fin, muchas preguntas que quedan día tras día sin respuesta. Ella, la que me ayuda a reflexionar cuando todo se pone en contra, comparte sus audios en Instagram. Te invito a escucharla en @lavidacontada. Porque me encanta lo que hace. Y porque lo bonito y lo bueno se comparte con los tuyos.
****
Recuerda que puedes suscribirte a estas historias haciendo clic aquí. Y que puedes compartirlas con quien tú quieras. ¡Hasta pronto!